Las maestras de la prepa, en Tolimán, me decían: “Rodolfo no dejes de estudiar, ve a Querétaro y aplica para las universidades”. Yo deseaba tanto seguir estudiando, pero la verdad es que terminando la escuela no tenía el dinero suficiente para mantenerme en la universidad así que decidí tomarme unos tres meses de pausa e irme a trabajar a la ciudad. Los tres meses se trasformaron en seis y luego en nueve. Trabajaba en las construcciones aquí en Querétaro y cada dos o tres semanas me regresaba a la casa a ver a mi familia.
Leer MásHay encuentros que te cambian la vida para siempre. Si yo hoy estudio Criminología, se lo debo al encuentro con un libro que se cruzó en mi camino cuando aún estaba en la secundaria: “Ciencia forense” de Alex Frith. Desde las primeras páginas me quedé cautivada por la asombrosa variedad de técnicas para descubrir al autor de un delito. Una gota de agua, un fragmento de piel, una huella en el polvo, hasta el vuelo de las moscas puede ayudar en la interpretación de una escena del crimen.
Leer MásYo tengo 18 años y mi mamá tiene 37. A mi edad, ella ya estaba embarazada de mí, que soy la primera de siete hermanos. Ella llegó hasta el cuarto de primaria, luego se tuvo que poner a trabajar cuando todavía era una niña. Terminó la primaria años después, con el INEA, estudiando en las noches junto conmigo y pidiéndome ayuda con las tareas más difíciles, porqué yo en ese entonces ya frecuentaba la secundaria.
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Leer MásYo tengo 18 años y mi mamá tiene 37. A mi edad, ella ya estaba embarazada de mí, que soy la primera de siete hermanos. Ella llegó hasta el cuarto de primaria, luego se tuvo que poner a trabajar cuando todavía era una niña. Terminó la primaria años después, con el INEA, estudiando en las noches junto conmigo y pidiéndome ayuda con las tareas más difíciles, porqué yo en ese entonces ya frecuentaba la secundaria.
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